El pontífice que transformó la Iglesia con humildad, justicia social y una mirada inclusiva
El papa Francisco falleció el lunes 21 de abril de 2025 a las 7:35 hora de Roma (2:35 de Argentina) en la residencia de Santa Marta. Tenía 88 años. Su muerte marca el final de un papado que reformó la Iglesia católica desde sus cimientos, con un fuerte foco en los pobres, el medioambiente y los excluidos.
Desde su primer “buonasera” como pontífice en 2013, el argentino Jorge Bergoglio rompió moldes: eligió vivir en un hotel del Vaticano, usó zapatos viejos en lugar de los mocasines papales y prefirió autos compactos antes que sedanes de lujo. Se convirtió en el primer papa latinoamericano, el primero jesuita y el primero en llevar el nombre de Francisco, en homenaje al santo de Asís.
Durante 12 años de papado, lideró una Iglesia “hospital de campaña” abierta a todos: migrantes, pobres, marginados, víctimas de abusos y excluidos por su orientación sexual. Su legado fue una apuesta firme por la misericordia, el diálogo y la inclusión.
Francisco reformó la burocracia vaticana, limpió las finanzas, y modificó leyes internas para combatir los abusos sexuales, aunque no sin tropiezos ni críticas. Permitió bendecir a parejas del mismo sexo, facilitó la absolución a mujeres que abortaron, y dio más lugar a las mujeres en roles de decisión en la iglesia.
Su estilo pastoral y sus decisiones doctrinales generaron rechazo en sectores conservadores de la Iglesia, especialmente en EE.UU. y Europa. Pero el papa respondió al conflicto con su sello personal: el silencio.
Viajó a los márgenes del mundo: la isla de Lampedusa, Irak, la península arábiga. Pidió perdón a los pueblos originarios, abrazó a víctimas del Holocausto y defendió con fuerza la causa ambiental. En su encíclica “Laudato Si”, denunció la “economía del descarte” y pidió repensar el modelo económico global: “¡El dinero debe servir, no gobernar!”.
Durante la pandemia, pronunció una de sus frases más recordadas, en una Plaza de San Pedro vacía: “Estamos todos en el mismo barco, frágiles y desorientados”.
Francisco convivió con una salud frágil: le extirparon parte del colon, fue operado por una hernia y sufrió varios episodios de bronquitis. Su última internación, en febrero de 2025, derivó en una neumonía bilateral que lo tuvo 38 días hospitalizado.
A pesar de las especulaciones, no renunció. Siguió adelante con el ejemplo de un pastor cercano a su rebaño. “Quiero una Iglesia pobre para los pobres”, dijo al iniciar su pontificado. Lo cumplió hasta el final.
22 – 04 – 2025